La carne de bisonte, magra y rica en sabor, proviene del bisonte americano, un animal emblemático de las Grandes Llanuras que fue base alimentaria de muchas tribus nativas. Su uso disminuyó con la casi extinción del animal en el siglo XIX, pero en las últimas décadas ha resurgido como una alternativa sostenible y saludable a la carne de vacuno. En Missoula, Montana, la carne de bisonte se prepara principalmente a la parrilla o en forma de hamburguesa, condimentada con sal, pimienta y a veces romero o ajo silvestre. Se sirve a menudo con pan artesanal, queso cheddar local y una salsa de arándanos, fruta típica de la región.
Aunque el bisonte es originario de Norteamérica, en Missoula se ha convertido en uno de los símbolos de su cocina, por su mezcla de rusticidad, tradición y a la vez sofisticación. Claramente esta podría ser la lógica de la filmografía de David Lynch, aunando lo ancestral con lo moderno, logrando inquietar al espectador y sorprenderlo.
¿Qué pasa, mi gente? He vuelto. No sé cuántas veces habré dicho esto los últimos meses pero por vosotros lo diré las veces que haga falta. Vaya turrita os estamos dando con Lynch, ¿verdad? Pues no podía faltar mi receta dentro de este menú degustación en que se está convirtiendo el análisis de su filmografía.

Creo que algún compañero ya lo ha dicho anteriormente con otra de las películas que hemos analizado de Lynch, pero por si acaso yo también lo digo: es la primera película suya que veo. Parece que sea incluso obligatorio avisar de ello, como poniendo la tirita antes de la herida. Básicamente para que al hablar de una de sus películas sus fans no te traten de tonto. Y es que no es para menos, ya que se trata de un cine complejo que se hace en ocasiones ininteligible para los que somos nuevos. Y estoy seguro que a base de ver más películas puedes llegar a recorrer ese laberinto que es la mente de Lynch y entender el por qué de muchas de las cosas que suceden en pantalla.
Así que me voy a tomar esta crítica como un curso para novatos de David Lynch. Aunque, antes que nada, que no os lo he dicho, la crítica es sobre Carretera perdida jajajaja. Que crítico de mierda soy que no os hablo de qué película os voy a comentar hasta este punto. Pero bueno, por si la vais a ver, la película trata de Fred Madison (Bill Pullman), un músico de jazz que vive con su esposa Renee (Patricia Arquette), que recibe unas misteriosas cintas de vídeo en las que aparece una grabación de él con su mujer dentro de su propia casa. Poco después, durante una fiesta, un misterioso hombre (Robert Blake) le dice que está precisamente en su casa en ese instante. Las sospechas de que algo raro está pasando se tornan terroríficas cuando ve la siguiente cinta de video…

Dicho esto, vamos con las diferentes lecciones para los nuevos en el cine de Lynch.
Lección número 1: No lo intentes entender
La primera en la frente. Si quieres buscar algo picadito te vas al cine a ver la última película de Santiago Segura. Básicamente porque si buscas una historia con una trama lineal y una narrativa coherente pues no la encontrarás. Su filmografía se basa más en ideas y conceptos, a veces desordenados, más que en un hilo narrativo. Por lo que aquí tú tienes que hacer el trabajo de ordenar mentalmente todos los conceptos que aparecen en pantalla. Realmente, al finalizar la película, si le das una vuelta de repente todo cobra sentido. Y eso es una cosa muy bonita en el cine, que puedas salir y que una película te haga pensar, reflexionar y darle vueltas al coco. En Carretera perdida, sin hacer mucho spoiler, presenta una estructura circular, a lo Pulp Fiction, que ayuda al espectador a acabar de entender parte del rompecabezas. Seguro que un tik tok de 10 segundos no te produce esto.
Lección número 2: La dualidad
Una de las principales características del cine de Lynch es la identidad de la persona. Y como esta se transforma e incluso huye de sí misma. En Carretera perdida esto se convierte en literal con una transformación personal a media película. Realmente cuando lo ves de primeras te quedas flipando y te llevas las manos a la cabeza sin entender una mierda. Pero al final esto forma parte de la psicología lynchiana y de las personas que se esconden detrás de las personas. Surrealismo del bueno.
Lección número 3: El sonido
El apartado sonoro es también uno de los muchos elementos importantes en la filmografía del norteamericano. En el caso de Carretera perdida, juegan un papel muy importante tanto el ruido como los silencios; como si fueran un personaje más de la película. Estos acompañan a las imágenes y le dan sentido. Es incluso angustiante a veces, tanto por los momentos en los que es frenético, como por cuando es demasiado tranquilo. Como curiosidad, uno de los responsables de la música en el filme es Trent Reznor, la mitad de Nine Inch Nails, co-compositor junto a Atticus Ross de algunas bandas sonoras míticas como La red social, Rivales o Soul.
Lección número 4: La experiencia
Y es que en el fondo ver una película de Lynch se transforma en una experiencia cinematográfica única. Por su fondo y por su forma. No encontrarás nada igual en el panorama cinematográfico. Ver una película suya es como estar en un sueño, incluso a veces en una pesadilla. Y es uno de esos sueños en los que eres consciente que estás soñando. Al final te atrapa y no es necesario entender nada para que lo haga. Al final se trata de una experiencia emocional y sensorial, y si te remueve algo por dentro es que el maestro ha conseguido su objetivo.

Por lo tanto, visto lo visto, lo más importante para ver una película de David Lynch es dejarse llevar por su propuesta sin pretensiones ni preconcepciones. Carretera perdida es una puerta de entrada inquietante y a la vez reconfortante al universo de David Lynch, donde no es necesario entender todo para vivirlo intensamente.