Los Spaghetti Pomodoro son un clásico de la cocina italiana, conocidos por su simplicidad y sabor fresco. Este plato consiste en pasta al dente acompañada de una salsa hecha con tomates maduros, ajo, albahaca y aceite de oliva. El origen del pomodoro se remonta al siglo XVI, cuando los tomates fueron introducidos en Europa desde las Américas. Aunque al principio se consideraban decorativos, pronto se integraron en la gastronomía italiana. La salsa pomodoro, que se popularizó en el sur de Italia, resalta la frescura del tomate y se ha convertido en un símbolo de la cocina italiana sencilla y deliciosa.
Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí! ¿Qué tal, Novias Cinéfilas®? Ya lo sé, me habéis echado de menos. Yo también, joder. Y es mi culpa, lo sé, os he abandonado. Y merezco un castigo, un castigo de los grandes. No os preocupéis, que he hecho el trabajo por vosotr@s y al final de este artículo podréis escoger como penalizar mi falta de atención. Suerte que no tenemos hijos en común porque ya me veía compartiendo parte de mi sueldo. Qué cabrones, pero os quiero igual.
Han pasado muchas cosas desde que os escribí por última vez el 2 de mayo del presente año: una leyenda del cine, en este caso Jamie Lee Curtis, se ha cagado en el Universo Marvel; Pixar nos ha vuelto a hacer llorar con Del Revés 2 (Kelsey Mann, 2024); o Santiago Segura ha vuelto a perpetrar una nueva entrega de su saga Padre facha con la crisis de los 40, o como se llame. Parece que, pese a todo, tampoco ha cambiado tanto el mundo del cine.
También tengo que deciros que con los últimos movimientos políticos me esperaba que nos convirtieran en un panfleto socialista. Gracias Sergi y Gerard por no habernos vendido. Ya me veía haciendo críticas de Hannah Montana, monográficos de Almodóvar o directamente comentando la Festa de la Rosa, analizando los nuevos prohibidos de Miquel Iceta.
Pero una de las noticias destacadas más recientes ha sido la gala de premios de la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión, aka Los Emmy. A parte de los 18 trofeos recibidos por la maravillosa Shogun, la otra serie destacada, como viene siendo habitual, es esa “comedia” llamada The Bear (Disponible en Disney+).
Y sí, digo comedia porque tanto los Emmy como los Globos de Oro la califican así. No sé yo si es mucha comedia una serie basada en un cocinero con Estrella Michelin que vuelve a su Chicago natal a reflotar el restaurante de su hermano fallecido tras suicidarse. Seguramente lo habrán hecho para rellenar la categoría y no hacerla competir con otros mastodontes del drama televisivo. O porque directamente a los académicos una serie con capítulos de 30 minutos les parece directamente comedia y a partir de 45 minutos se puede considerar drama. A saber.
El caso es que recientemente se ha estrenado la tercera temporada de la serie. Esta nueva entrega sigue a «Carmy» Berzatto (Jeremy Allen White) y su equipo mientras transforman su caótico restaurante en un lugar más sofisticado. El estrés, las relaciones personales y los desafíos del negocio culinario intensifican la presión, profundizando en el crecimiento emocional y profesional de los personajes mientras persiguen la excelencia gastronómica. Después de dos primeras temporadas brillantes y tras arrasar en sendas temporadas de premios, la pregunta es si la tercera temporada consigue mantener el nivel. Pues sí y no.
El titular sería que la tercera temporada se ha vuelto para paladares muy exquisitos. Y no es que sea una serie completamente diferente tampoco. Se podría resumir en que todos aquellos rasgos que identificaban a la serie se han llevado al extremo: los flashbacks recurrentes que se intercalan y conectan con el presente, los múltiples y prolongados planos de emplatados exquisitos, las eternas discusiones entre los protagonistas o el ritmo rápido y su intensa edición, entre otras cosas.
El más claro ejemplo de todo esto es su primer capítulo de esta tercera entrega, en el que apenas hay diálogo y nos encontramos con transiciones rápidas, flashbacks y un nervio que traspasa la pantalla, solamente para narrar el día de Carmy tras la apertura del nuevo restaurante. No es que sea peor, simplemente es mucho más de lo mismo que se ha visto anteriormente.
Asimilando la serie a un menú, la primera temporada se podría comparar con el entrante. Fue una gran sorpresa, yendo de menos a más a medida que avanzaban los capítulos y sentando buenas bases de cara al futuro de la serie. Ya se establecían muchas relaciones entre personajes y se podía observar la proyección y la evolución de todos ellos, pues al final son el gran motor de la serie. El caso más parecido reciente que podríamos encontrar sería Succession (2018-2023). Además, gracias a su corta duración y a su fantástica edición era una serie muy fácil de digerir, seguramente con la premisa de buscar un contenido que pueda consumir el público general y conseguir buenas cifras de visionados.
La segunda temporada, una vez pasada la prueba de fuego de críticos y audiencia, se podría considerar el primer plato. Y menudo primer plato. Sin lugar a dudas es una de las mejores cosas que se han hecho en televisión en los últimos años. En la primera temporada ya habíamos podido escudriñar en las mentes de algunos de los personajes protagonistas y ver mediante flashbacks y situaciones cotidianas el por qué de sus decisiones. En esta segunda no se salva ni el apuntador. Todos los arcos de personajes, hasta los más secundarios, están trabajadísimos y consiguen que podamos incluso empatizar con todos ellos. Además, sus posteriores interacciones entre ellos cobran aún más sentido.
Si a todo esto le sumamos cameos de lujo para completar el árbol genealógico de los personajes de la serie ya nos queda un plato brillante. El episodio Fishes, a.k.a. la cena de navidad de los Berzatto, es la culminación de esta idea. Ver a actores como Bob Odenkirk, Jamie Lee Curtis o Sarah Paulson ceder parte de su ocupada agenda para un simple episodio de televisión dice mucho y muy bueno de los guiones de la serie. Para mí fácilmente es Top 10 episodios de la historia de la televisión (jefe, no sería mala idea para el siguiente Top del equipo de Blockbuster Keaton). Aunque también en esta temporada tiene lugar el episodio Forks, o mejor dicho, el capítulo en que todos pasamos de odiar a Richie, interpretado brillantemente por el cada vez más popular Ebon Moss-Bachrach, a quererlo con locura. Love Story de Taylor Swift no volverá a sonar igual para nadie después de ver este episodio.
Y la tercera temporada, que podría haber sido el gran plato principal, se queda un poco a medias. Tiene muy buenas ideas, eso sí, pero quizá llevadas al límite como ya he comentado antes. Parece que a los creadores Christopher Storer y Joanna Calo ya no les importa tanto llegar a cualquier tipo de público una vez que ya lo han conquistado. El fondo de la serie sigue estando, pues tampoco ha sufrido un cambio radical, pero la forma es ligeramente diferente.
Igualmente, no todo tiene por qué ser negativo. Algunos capítulos siguen siendo de lo mejor de este año en televisión. El más claro ejemplo es el sexto capítulo, Napkins, dirigido por nuestra «irlandesa» favorita Ayo Edebiri y basado en el personaje de Tina. Es media hora de puro The Bear.
En conclusión, esta tercera temporada te gustará si eres muy pero que muy fan de las dos primeras. Pero si veías la serie para pasar el rato y estás suscrito a Netflix mejor mírate alguna de las series de consumo rápido de la plataforma de Reed Hastings. También añadir que he colado a Taylor Swift en el artículo para ver si conseguimos llegar a su fan base, que no es precisamente pequeña, y subimos en visualizaciones, que no estaría nada mal. En el enlace de X ya la etiquetaremos por si acaso y diremos que somos un blog abiertamente Swiftie.
Pero bueno, vamos a lo importante. El castigo. Me vais a joder la vida. Os voy a proponer 4 contenidos diferentes para los cuales voy a tener que escribir una crítica. Vosotros escogéis cuál de ellos. La cosa es que estos contenidos no van a ser justamente una candidata a los Oscar, la mejor serie del año o Joker: Folie à Deux (Todd Phillips, 2024), no. Me voy a meter en el barro. Mis propuestas para vosotros son:
- La Joia: Documental sobre la vida de Bad Gyal, explorando su carrera, influencias musicales y crecimiento personal, revelando su impacto en la música urbana. Su visionado en el cine se podrá comparar a la experiencia Swiftie del Eras Tour.
- Soy Georgina T3: La tercera temporada de Soy Georgina muestra la vida de lujo de Georgina Rodríguez, su familia, su relación con Cristiano Ronaldo y su crecimiento como empresaria y celebridad. Poco que añadir.
- OT 2023, la gira: Este documental+concierto sigue a los concursantes de Operación Triunfo en su tour por España, mostrando actuaciones en vivo, emociones y evolución artística tras el concurso. Su visionado se podría considerar crimen de guerra en muchos países.
- Hotel Bitcoin (Manuel Sanabria y Carlos Villaverde, 2024): En este caso, mejor que con el argumento, os dejo con el cartel de la película para que veáis de qué se trata.
Pues eso, en breves podréis escoger en redes sociales entre estas propuestas. Chao, churris.