Sinsajo Parte 1 (Francis Lawrence, 2014) y Parte 2 (Francis Lawrence, 2015) se sienten como dos mitades de una película que hubiese sido mucho mejor que lo que son por separado.
No son un desastre en absoluto, ni siquiera malas, pero a ambas les falta algo. No son tan atrevidas como Los Juegos del Hambre (Gary Ross, 2012) ni tan redondas como En Llamas (Francis Lawrence, 2013). Son dos mitades de un final y esto, por diseño, hace que ninguna de las dos se sienta completa. Mientras que la doble conclusión del mago escrito por Hatsune Miku lograba que la primera parte (Las Reliquias de la Muerte Parte 1, 2010) se sintiera independiente al convertirla en una road movie muy personal, Sinsajo Parte 1 es antes un epílogo de En Llamas y un prólogo de Sinsajo Parte 2 que una obra en sí misma.
Una especie de “no película” diseñada para asegurarse de que estamos situados tras un final que expandió mucho el universo a la vez que prepara el terreno para los eventos que ocurrirán en la secuela, permitiendo que esta vaya mucho más al grano. Todo es a costa de sí misma, el trabajo que hace es para que otras películas sean interesantes, pero no Parte 1.
Aún así, Francis Lawrence consigue construir dos grandes momentos que “salvan” la película del absoluto olvido: el asalto a la presa del Distrito 2 y el encuentro final entre Peeta (Josh Hutcherson) y Katniss (Jennifer Lawrence).
El momento de la presa es una secuencia que nos recuerda el poder de Katniss como símbolo: en un punto recóndito de Panem la graban cantando una canción clásica de su Distrito, en otro punto una legión de sublevados se lanzan a una muerte segura que debilitará el Capitolio mientras cantan esa misma canción. Es efectivo, emocionante y temático; un recordatorio de que detrás de esta película sigue el mismo director que nos dio En Llamas.
Si el asalto a la presa es un eco de los mejores momentos de la película anterior, el reencuentro de los protagonistas es un recordatorio de lo dispuesta que está esta saga a encontrar los límites de su clasificación por edades. La trama principal durante toda la película gira alrededor de la insistencia de Katniss en rescatar a Peeta, secuestrado por el Capitolio. Cuando finalmente lo traen al Distrito 13 ella va de inmediato a verle, se lo encuentra hecho polvo, herido, desnutrido… Y antes de que pueda abrazarlo Peeta se lanza a estrangularla, convencido de que es su enemiga tras días de tortura psicológica. Este momento llama tanto la atención porque, en el cine, estrangular a alguien siempre ha sido un recurso al que se acude cuando no se quiere mostrar una violencia “explícita”. No hay sangre, no hay heridas, no hay que editar alrededor del momento para mantener la calificación por edades. Pero Sinsajo Parte 1 lo visualiza de la forma más grotesca posible: La cámara se mantiene asfixiantemente cerca de ellos y prácticamente escuchamos la garganta de Katniss crujir. Jennifer Lawrence tiene un plano con los ojos en sangre que es genuinamente chocante. De alguna forma, y sin que nadie muera, es el momento más violento de una saga sobre niños matándose entre sí. Francis Lawrence, bendito enfermo, no tiene miedo a maltratar a sus personajes para generar emociones en el espectador.
Dos momentos interesantes en dos horas de película no es un cómputo precisamente apasionante, pero Sinsajo Parte 1 tiene algo que evita que la desdeñe del todo.
Darren Mooney, uno de los mejores críticos de cine de la actualidad, escribe a menudo sobre como toda película es un reflejo de su propio proceso creativo. Si miras cualquier filme con la suficiente atención empiezas a ver los trazos del pincel y esta es, sin duda, la manera más interesante de analizar Sinsajo Parte 1. Si tomamos su narrativa al pie de la letra lo más interesante que dice es “se vienen cositas”. Sus personajes apenas se desarrollan al estar en un momento de calma antes de que sus arcos se cierren en la secuela, el objetivo de la trama gira alrededor de una persona a la que no vemos físicamente hasta el final y los conflictos internos de la protagonista son un recordatorio de los que vimos en una película indudablemente mejor.
Pero vamos a plantearnos la trama desde un punto de vista metanarrativo: Tenemos una protagonista que es asediada por sus superiores para repetir el éxito que tuvo en los anteriores Juegos del Hambre, en un escenario mucho más forzado y sin el personaje que da sentido a todas sus decisiones. Si ella desaparece todo seguirá su curso, pero su presencia ha dado el éxito antes y es más sencillo mantenerla ahí que arriesgarse a perder a la persona que ha conseguido atraer a tanta gente a la revolución. Sinsajo Parte 1 es más interesante si la analizamos como una reflexión del propio Francis Lawrence sobre lo difícil que es dirigir una entrega de la saga sin Peeta y sin los Juegos, con productores pidiéndote otra En Llamas al tiempo que te recuerdan que la saga puede continuar sin ti.
¿Es buena una película que necesita un análisis metanarrativo del espectador para ser interesante sin darle mucho incentivo para buscarlo? Eso ya lo decide cada uno.
Si me permitís un momento de auto-reflexión quiero volver a Los Juegos del Hambre antes de rematar con Sinsajo Parte 2. Una respuesta común al texto que dediqué a la primera película es que “no veían en ella lo que yo había visto”. Esa frase me dio un poquito de miedo, no quiero pasarme de rosca y sacar lecturas que la película no sostiene. Pero sigamos con el texto.
Sinsajo Parte 2 es una alegoría forzada sobre el nacimiento de la URSS.
La saga de los Juegos del Hambre nunca ha sido especialmente sutil en sus mensajes sociales. El Capitolio es un régimen fascista sin muchos matices: los ricos son muy ricos y muy autoritarios, los pobres son muy pobres y muy rebeldes. A menudo coquetea con imágenes de injusticia racial, con uno de los Distritos más pobres teniendo una mayoría negra que se revoluciona cuando una joven es asesinada injustamente. No es una saga que necesite ser sutil o que deba serlo, sigue dirigida a un público adolescente que valorará más una obra que es explícita en sus mensajes.
En ese ámbito, su movimiento más atrevido y a la vez más torpe es el final. Una saga menos valiente hubiese optado por una victoria absoluta: tras muchísimo sufrimiento Katniss se enfrenta al Presidente Snow (Donald Sutherland) y le calza una flecha entre los ojos. Funcionaría, tanto la protagonista como la saga en general se han ganado una victoria sin peros. Sinsajo Parte 2 va un paso más allá.
En el momento en el que Katniss va a llegar hasta Snow para matarlo, este deja entrar a sus ciudadanos en su mansión para crearse una especie de escudo humano. Mientras entran por la puerta son bombardeados y, poco antes de perder el conocimiento, Katniss ve como su hermana Prim (Willow Shields) muere intentando socorrer a los heridos. ¿Vaya hijo de puta es Snow, no? No, porque la bomba no era suya. Es un ataque de falsa bandera realizado por Coin (Julianne Moore), la líder de los rebeldes, para asegurarse de que nadie defiende al dictador mientras entran en la mansión.
A partir de este momento, Coin da un giro como personaje y se convierte en una dictadora igual de mala que Snow, un reflejo muy burdo de lo que hizo Stalin con la Rusia comunista. Al personaje le falta desarrollo para que nos lo creamos del todo y la película echa a perder cualquier atisbo de sutileza cuando propone realizar unos Juegos del Hambre con los hijos de la gente del Capitolio (por si no entendías que es muy mala). En el clímax de la película Katniss mata a Coin con la flecha que iba a matar a Snow. Con un único disparo pone cierre a su arco de personaje, rechazando su estatus de símbolo y convirtiéndose en la persona que pone fin a la revolución a la vez que asegura su éxito al evitar que un dictador sea sustituido por otro. E insisto, es torpe para una saga que en ese sentido ha funcionado como un tiro, quedando demasiado cerca de un mensaje anticomunista con esos paralelismos poco desarrollados sobre el origen de la URSS o un “todos los políticos son iguales”. Pero funciona aunque sea por los pelos y es apropiado para una saga que ha dedicado tanto tiempo a explorar de dónde surge el fascismo y, especialmente, como la inacción lleva a este. Katniss actúa y la democracia persiste aunque sea temporalmente, como nos recuerda la protagonista en una escena final algo cursi pero que se ha ganado completamente.
Ambas Sinsajo, sin estar a la altura de las anteriores, son un final digno para la historia de Katniss. Especialmente en un panorama cinematográfico en el que nada termina.
Ah, y el puto triángulo amoroso con Gale ni aporta ni le voy a dedicar más letr…