No sé a vosotros, pero a mi el mundo me resulta a menudo absurdo e inquietante. A primera vista, todo lo que experimentamos en el día a día forma parte de una estructura cohesiva y diseñada según una lógica clara que todos compartimos, pero al estudiar sus elementos con un poco más de atención, las grietas y las incongruencias empiezan a mostrarse. Desde Luís Buñuel a David Lynch, múltiples grandes cineastas ya han hecho carrera explorando en profundidad esas grietas y mostrando el rostro oscuro – el sinsentido, si queréis – que se oculta bajo la superficie de lo cotidiano. En este terreno, precisamente, es donde juega Yorgos Lanthimos, un autor cuyo interés supremo parece ser el de exponer la descojonante absurdidad del comportamiento humano a través de comedias negras donde las personas actúan como animales, la realidad es una farsa y lo obvio nunca se da.
Lanthimos es unos de esos directores que ha tenido la suerte y la audacia de trascender su estatus de nicho y entrar de lleno en el mainstream cinematográfico. La favorita (2018) ya supuso un acercamiento a un cine más accesible y Pobres criaturas (2023) – con sus 11 nominaciones y 4 premios Oscar – lo ha asentado cómodamente como “cineasta de moda”. Tan solo medio año después, Kinds of Kindness llega como una propuesta dispuesta a desafiar expectativas y nos devuelve a ese Yorgos más experimental de sus inicios, para bien y para mal.
KINDS OF KINDNESS ES UN ESPEJO DE FERIA
Para empezar, se trata de una antología. Un tríptico de historias extrañas, todas con una dosis bien medida de surrealismo. Las tres comparten actores y no tienen, a priori, ninguna relación entre ellas, aunque hay ciertos detallitos que harán teorizar a más de uno sobre posibles conexiones. Sin embargo, como toda buena antología, donde si que conectan inequívocamente es en la temática.
Ambientados en una extraña actualidad, los tres episodios tratan el control y el poder, los actos de devoción, la amabilidad y los límites capaces de romper la cordialidad entre sus personajes. En la primera historia, Jesse Plemons interpreta a un hombre que ha cedido todas las decisiones de su vida personal a su jefe, Raymond, interpretado por Willem Dafoe. En la segunda, un agente de policía duda sobre la verdadera identidad de su mujer, Emma Stone, después de que esta haya vuelto a casa tras un naufragio en alta mar. En la última Emma Stone y Jesse Plemons forman parte de una secta obsesionada con la pureza de los fluidos corporales y buscan a una figura mesiánica que debe cumplir condiciones muy precisas.
Son tres retratos absurdos que exploran la farsa de las relaciones humanas desde distintos puntos de vista y que fijan su atención a menudo en los pequeños comportamientos y decisiones que nos definen. Si somos capaces de ver más allá de lo ridículas que son, al pie de la letra, las premisas, descubriremos que las acciones de sus personajes actúan como un espejo caricaturizador de nosotros mismos, de nuestra necesidad de aceptación y aprobación para con los demás. Su humor es negrísimo y certero, en ocasiones creando una sensación a medio camino entre la incomodidad, la inquietud y la sorpresa. Te golpean en la cara con interacciones visceralmente inapropiadas o elementos que descuadran tanto con el contexto, que la carcajada de asombro es casi involuntaria.
¿KINDS OF KINDNESS ES UNA PELÍCULA?
En principio, Kinds of Kindness podría funcionar perfectamente como una miniserie al estilo Black Mirror. Tres episodios de unos 55 minutos cada uno, perfectos para una de las demasiadas plataformas de streaming disponibles. Entonces, surge la pregunta: ¿por qué una película? Sinceramente, por mucho que haya podido disfrutar con las tres historias que Lanthimos nos presenta, me cuesta justificar esta antología de 2 horas y 45 minutos como una película. Dicho esto, hablemos de indulgencia.
Cuando un autor consagrado alcanza a poder expresarse con una voz única y nítida, como nuestro amigo Yorgos lo está haciendo aquí, es comprensible que tienda a explayarse y a experimentar con su formato. El debate surge cuando esa experimentación con el formato ocurre a costa del público. Lo cierto es que esta película es una obra de calidad en todos sus sentidos que sufre enormemente debido a su duración y a su ritmo. Durante el primer episodio, que arranca con energía a ritmo de Sweet Dreams (are made of this), la audiencia reaccionaba y respondía con cierto entusiasmo. Al segundo capítulo, los ánimos se fueron desinflando y para cuando estaba sucediendo el tercero, las ganas de airearse o de estirar las piernas superaban ligeramente al deleite cinematográfico.
No estoy en contra de las películas largas, y ni siquiera puedo decir que este metraje necesite una nueva pasada por montaje para recortarlo en algo más digerible. La verdad es que no abundan los momentos desaprovechados e incluso las interacciones más mundanas contribuyen a crear un ambiente surrealista que alimenta la intención de Lanthimos. Por otro lado, transformar Kinds of Kindness en miniserie traería sus propios problemas. Seguramente la antología supiera más bien a poco en formato streaming y pasara mayormente desapercibida… así que la solución aquí no es fácil. Tenedlo claro, a pesar de sus muchos aciertos, nos encontramos ante una obra experimental e imperfecta.
Pero quizá eso no sea del todo malo, ¿no?
… ¿no?
KINDS OF KINDNESS ES UNA ANOMALÍA
Cuando dije que esto era Yorgos desencadenado para bien y para mal, lo decía enserio. El formato es poco accesible y definitivamente esta no es la experiencia cinematográfica que muchos esperan después de algo como Pobres criaturas. Esa otra peli, a pesar de mantener una esencia peculiar sí que satisface de manera mucho más directa al público. En Kinds of Kindness no esperéis catarsis más allá de la carcajada. Esta película no ofrece respuestas fáciles a nada y confunde más de lo que engancha.
Se trata, a mis ojos, de una tremenda anomalía y el resultado de un autor que se toma en serio su obra por encima de su éxito comercial. Para aquellos que han seguido el recorrido de Lanthimos desde el comienzo de su carrera, esta película podrá ser considerada un retorno a las raíces. Para aquellos que le han descubierto tras el éxito de Pobres criaturas, no entréis en pánico, el director no ha sufrido un aneurisma. Siempre ha sido así. Su colaboración con el escritor griego Efthimis Filippou no es nueva. De hecho, además de coescribir Kinds of Kindness, Filippou también participó en Canino (2009), Alps (2011), Langosta (2015) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017). No es ningún secreto que esta unión de autores griegos cocina fábulas de lo más excéntricas y desconcertantes que no van al gusto del gran público. Y eso es así por diseño. La favorita y Pobres criaturas, por otro lado, están coescritas por Tony McNamara, dramaturgo y guionista australiano, cuya sensibilidad narrativa un tanto más accesible ha conseguido casar de maravilla con la comedia de Lanthimos para crear algo singular, entretenido e impactante.
A fin de cuentas, Kinds of Kindness tiene el aire de una obra de transición, la experimentación necesaria de un autor que busca explorar a fondo su mundo interno y su propia visión. La suerte es que Lanthimos parece haber encontrado almas afines en la industria americana y tendrá la oportunidad de seguir explorando. Su siguiente película, Bugonia, será protagonizada por Emma Stone y Jesse Plemons y se estrenará a finales de 2025.