No hablamos lo suficiente sobre los juegos del hambre.

Sé que esta frase es lo que tweetea gente insoportable sobre cosas populares de las que se habla más que suficiente, pero creo genuinamente que no es el caso con esta saga o con En Llamas (2013) concretamente.
Corren ríos de tinta diariamente sobre si todo el arte es político (lo es), sobre si el cine tiene que responsabilizarse de lo que cuenta (debería) y sobre si las audiencias entienden lo que ven (a veces). Aquí tenemos una saga explícitamente política, bien hecha, con mensajes claros y que fue increíblemente popular en su momento, tanto en taquilla como en crítica. Pero apenas es nombrada aparte de algún Tik Tok ocasional de una joven nostálgica.
Esa es precisamente la razón por la que no se menciona más. Es ficción dirigida a un público joven y femenino, por lo que mucha gente la considera (consciente e/o inconscientemente) “arte menor”. Es la razón por la que en su salida fue constantemente comparada con la saga Crepúsculo, con la que tiene en común que 1. es un libro y 2. tiene una protagonista femenina. Da la impresión de que no merece la pena hablar de Los Juegos del Hambre en la cultura popular actual, no vaya a ser que interrumpa conversaciones sobre sagas serias y para adultos como… ¿Star Wars?
Hace unos meses estrenaron Andor, la mejor obra que ha producido Star Wars junto a The Last Jedi (opinión correcta sí, gracias por preguntar). Viéndola todo “Film Twitter” y derivados estaba alucinando con que una serie de una saga dirigida a un público joven y producida por Disney tuviese mensajes revolucionarios explícitos y tratase temas como el sacrificio de vidas inocentes persiguiendo una rebelión o el coste moral de radicalizarse. Mucha gente (quizás exagerando un poco) decía que era una de las series mainstream más radicales y de izquierdas que había salido nunca, algo rompedor y sorprendente.
En Llamas hizo lo mismo nueve años antes, así que vamos a hablar de En Llamas.
Para empezar, es la mejor película de la saga sin siquiera comparación. Los Juegos del Hambre (2012) es una película buena con ideas interesantes, Sinsajo Partes 1 y 2 (2013 y 2014) flojean un poco sobretodo por ritmo. En Llamas es una obra que funciona a todos los niveles que se propone, la mejor versión posible de sí misma.
En lo temático expande las ideas de la anterior centrando el conflicto interno de Katniss (Jennifer Lawrence) en su papel como propaganda, sea del bando que sea. Tras los eventos de la primera se ha convertido a la vez en un símbolo antifascista y en un icono del Capitolio, así que ahora debe elegir entre alentar la rebelión y provocar incontables muertes por una buena causa o mantener un statu quo autoritario que evite una masacre inmediata. La película confía lo suficiente en la audiencia para plantear este conflicto como algo difícil para Katniss (especialmente al involucrar a sus seres queridos) pero fácil para el espectador y el resto de personajes. Esa revolución sangrienta debe ocurrir, lo único difícil es ser quien la desencadena, aunque no sea culpa suya la violencia causada.
La película plantea ideas complejas y duras sin miedo de perder a un espectador joven. En un momento dado el nuevo organizador de los Juegos, Plutarch (Philip Seymour Hoffman), alienta al Presidente Snow (Donald Sutherland) a reprimir más duramente a los civiles y a televisar ejecuciones en masa. El giro es que él no es un fascista como Snow, si no que quiere iniciar la revolución y está sembrando en secreto las semillas para ello. Lo que para un dictador es una herramienta de represión, para un terrorista lo es de rebelión y la trama se pone de su lado a pesar de que está sacrificando vidas inocentes. Ideas revolucionarias que una película de 2013 lanzó a una audiencia mayoritaria de adolescentes y siendo recompensada en crítica y taquilla.

También es interesante la manera en la que está en constante conversación con su predecesora, mejorando sus puntos álgidos y maniobrando alrededor de los más flojos: La mayor ironía de la película original es que lo menos interesante de Los Juegos del Hambre son… los Juegos del Hambre. Hasta el momento en el que empiezan la película está planteando ideas políticas, conflictos entre personajes, un universo interesante… Pero cuando los Juegos comienzan todo eso se pausa hasta el final de la cinta, aislando a los dos protagonistas del resto de personajes y atrapándolos con un secundario interesante (Rue), un antagonista sin mucho desarrollo (Cato) y mucha carne de cañón. La película consigue mantener el interés gracias a que todos los intérpretes bordan sus personajes (Lawrence y Hutcherson especialmente) y a que nos importa lo que les ocurra, pero pierde la profundidad de los minutos anteriores.
En Llamas evita este “pozo” cambiando el conflicto, en lugar de ser Katniss contra los demás pasa a ser Katniss y los demás contra la naturaleza. Repetir los Juegos con los ganadores anteriores (todos sufriendo de PTSD) es una idea increíblemente cruel y la película abraza de lleno esa crueldad. Primero humaniza a todos los participantes, desde el Cato de esta película pidiendo que se cancelen los Juegos hasta un secundario vomitando de fondo por síndrome de abstinencia. En el momento en el que entendemos que todos están ahí contra su voluntad, empieza a arrojarles los castigos más crueles que una película +13 puede permitirse.
Una abuelita adorable es envuelta por una niebla que te cubre de sarpullidos dolorosos y letales, un orangután arranca el cuello de un mordisco a una adicta que ha tenido una vida horrible y Katniss es forzada a pasar una hora escuchando los gritos de su hermana siendo torturada.
Pero no mantiene el interés durante los Juegos solo a base de ser cafre, se asegura de que los personajes más interesantes estén constantemente en pantalla. Finnick (Sam Claflin) y Johanna (Jena Malone) se apropiarían de la película si no tuviese a Lawrence y Hutcherson dándolo todo, y en lugar de quedarse fuera de los Juegos están junto a los protas casi desde el momento en el que empiezan. Por si fuera poco está constantemente insinuando que ocultan algo a Peeta y Katniss, manteniendo la tensión incluso en los momentos más tranquilos. Ah y son guapísimos los dos, que también ayuda.
La película podría contentarse con esto y ser un cañonazo, pero es que incluso se asegura de que el triángulo amoroso “funcione”. Entre comillas porque incluso en el fandom es un meme que a nadie le importa Gale (Liam Hemsworth), especialmente comparándolo con Peeta el Golden Retriever humano. Pero en esta película Gale es un personaje con el que puedes empatizar si te esfuerzas, con motivaciones y objetivos aparte de querer estar con Katniss. No es mucho, pero en la anterior te la suda y en las siguientes lo odias, así que es una victoria para En Llamas en ese sentido.
De hecho confía tanto en su subtrama romántica que te vende su final como una derrota porque Peeta es secuestrado. Tiene razones de sobra para terminar de forma triunfal: Katniss sobrevive a los Juegos del Hambre por segunda vez, casi todos los personajes están a salvo, ha empezado por fin la revolución contra Snow y el Capitolio. Pero la película insiste en que una victoria sin Peeta no es una victoria… Y tiene razón.
La relación de Peeta y Katniss es el corazón de esta saga, especialmente en una película que insiste tanto en la fragilidad de las relaciones humanas. Casi todos los personajes pierden a alguien durante el transcurso de la película: Finnick pierde a Mags (Lynn Cohen), Beetee (Jeffrey Wright) pierde a Wiress (Amanda Plummer) e incluso la propia Katniss pierde a Cinna (Lenny Kravitz), el único adulto que no la había decepcionado durante la película anterior.
Con tanta pérdida, En Llamas se asegura de que nos aferremos a la relación de Peeta y Katniss al tiempo que empatizamos con el resto de tributos. Como dice la propia cinta, nos hace recordar quién es el verdadero enemigo:

Gale. Y Snow el dictador fascista también.

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