Nathan Fielder ha vuelto a sacarnos de nuestras casillas y a desafiar los límites de lo que significa hacer televisión. Como fan incondicional del empresario textil canadiense desde sus días dorados en Nathan For You (2013-2017), puedo afirmar categóricamente que la segunda temporada de The Rehearsal (2021-) es una obra maestra que trasciende cualquier etiqueta que intentemos ponerle.
Para los que no habéis seguido el viaje de Fielder, dejadme que os explique por qué este tío es simplemente el creador televisivo más estimulante del momento. Lo que empezó como una serie aparentemente episódica sobre ensayar situaciones de la vida cotidiana se ha convertido en algo mucho más profundo y perturbador. Esta segunda temporada toma la premisa original y la eleva a cotas completamente demenciales.
La historia esta vez es sencilla pero brutal: Fielder está obsesionado con los accidentes aéreos y está convencido de que la mayoría se producen por problemas de comunicación entre piloto y copiloto. Básicamente, los copilotos no se atreven a contradecir a los capitanes cuando estos están tomando decisiones equivocadas. Con esta idea en mente, nuestro protagonista decide recrear aeropuertos enteros, contratar pilotos reales y crear simulaciones absurdamente detalladas para solucionar un problema que afecta a la humanidad.
Pero como siempre con Fielder, nada es tan simple. Lo que empieza como una investigación pseudocientífica sobre seguridad aérea se convierte en una reflexión profunda sobre la comunicación humana, la autoridad, la ansiedad social y, por supuesto, sobre el propio Nathan. La serie funciona como un espejo distorsionado donde el creador se enfrenta a sus propias limitaciones para conectar con las personas.
La escala de esta temporada es absolutamente descomunal. Fielder no solo recrea terminales de aeropuerto con un detalle milimétrico, sino que también monta competiciones de canto que forman parte de un programa de televisión que no tiene nada que ver con el canto. En uno de los episodios más memorables, nuestro protagonista decide meterse en la cabeza de Chesley «Sully» Sullenberger y recrea toda su vida, desde que nace hasta que ameriza en el Hudson.
La genialidad de Fielder está en su capacidad para coger una idea aparentemente trivial y llevarla hasta sus últimas consecuencias. Como ya demostró en «Nathan For You», este tío tiene la habilidad de encontrar profundidad filosófica en los conceptos más simples. Su método es tan esquizofrénico que acaba siendo entretenimiento televisivo de primer nivel.

Esta segunda temporada crece en autoconciencia y autocrítica. Fielder se coloca frente al espejo y examina no solo su obra sino también su papel como creador. Hay momentos donde la serie se vuelve tremendamente personal, explorando la soledad y el aislamiento del propio Nathan. La línea entre realidad y ficción se difumina hasta el punto de que ya ni sabes si él está actuando o es así de verdad.
El último episodio es absolutamente demencial. Sin hacer spoilers, Fielder lleva su simulación hasta límites que técnicamente no son ilegales, pero que rozan lo éticamente cuestionable. Es la clase de televisión que te hace preguntarte si estás viendo un documental, una comedia o una obra de arte conceptual.
Para los fanáticos de siempre como yo, esta temporada confirma que Fielder ha evolucionado. Ya no es solo el tipo incómodo que ayudaba a negocios con ideas descabelladas. Ahora es un creador que utiliza la televisión como herramienta para explorar cuestiones existenciales profundas. Su capacidad para generar incomodidad genuina mientras mantiene al espectador completamente enganchado es simplemente magistral.
En una entrevista de 2022, Fielder confirmó que The Rehearsal se inspiró específicamente en dos episodios de Nathan For You: «Smokers Allowed» y «Finding Frances». En el primero, Nathan contrató actores para recrear palabra por palabra una noche completa en un bar de California bajo la apariencia de una obra teatral. En Finding Frances, el experimento de hacer que Bill Heath se pusiera en el papel de su exnovia para entender mejor su ruptura fue el antecedente directo de los ensayos elaborados que definirían The Rehearsal.
Lo que hace que Finding Frances sea tan revolucionario es cómo Fielder comenzó a cuestionarse a sí mismo dentro del proceso. Su relación con Maci, la escort que había contratado inicialmente para un sketch, se convirtió en algo genuino que difuminó las líneas entre lo guionizado y la autenticidad. Esta introspección brutal y la exploración de sus propias motivaciones se convertirían en elementos centrales de The Rehearsal.

No sé cómo Fielder lo hace, pero siempre consigue sorprender. En un mundo donde creíamos haber visto todo, este canadiense aparece con ideas tan originales que redefinen lo que significa hacer televisión. Su método de ensayar la realidad hasta el absurdo no solo es entretenido, sino que también es profundamente revelador sobre la naturaleza humana.
Y aunque sé que no tengo ni idea de cómo conseguirá superarse en el futuro, tengo la certeza absoluta de que lo hará. Fielder es de esas pocas personas a las que se les puede atribuir la virtud de genialidad. Su mente extraordinaria produce reflexiones innumerables sobre innumerables temas desde innumerables frentes.
En definitiva, «The Rehearsal» temporada 2 es lo mejor que he visto en mucho tiempo. Es incómoda, brillante, perturbadora y absolutamente necesaria. Fielder ha creado algo que ni siquiera sabíamos que necesitábamos: una exploración radical de lo que significa ser humano en un mundo donde ya no sabemos qué es real y qué es simulación. Soldados de Nathan Fielder para siempre, honor al que hizo posible el milagro sobre el Mojave.