¿Cómo afrontar Wicked? Una de las entregas más esperadas del año y a su vez, una de las más criticadas pese a su reciente nominación a mejor película en los Globos de Oro. Dirigida por Jon M. Chu y basada en el famoso musical homónimo de Broadway, que, a su vez, está basado en una novela best-seller publicada en 1995 (la cual se inspira en el popular universo del Mago de Oz). Esta vez, Idina Menzel y Kristin Chenoweth solo hacen un cameo y las protagonistas son la estrella del pop Ariana Grande (“Ga”linda) y Cynthia Erivo (Elphaba). No diré que soy una gran fan de Wicked, pero sí que soy una apasionada de los musicales y de las películas de fantasía (y de Glee), así que he oído hablar mucho de Wicked y de sus canciones. Por otro parte como residente de Twitter (X), estoy al día de todo el revuelo que ha causado esta adaptación: desde el casting de Ariana Grande, a las primeras imágenes y el extraño (y emocional) recopilatorio de entrevistas que nos han proporcionado Erivo y Grande. Así que para mí este musical tenía muchas expectativas (buenas y malas).

Por el bien de la película, empezare con los puntos positivos, porque pese a ser un poco un despropósito de adaptación, tiene bastantes cosas a resaltar que hacen que sea disfrutable. Ariana Grande y Cynthia Erivo brillan como Glinda y Elphaba, ya no solo en su faceta como cantantes, sino como actrices. Se consolidan en la pantalla y crean una dinámica entra las dos que, aunque no acabe de estar del todo justificada, funciona. Además, Grande se toma algunas libertades creativas en las canciones, como es el caso de “Popular”, creando así su propia versión de Glinda y separándose de las anteriores. El nivel de producción y de coreografía creado por Christopher Scott (coreógrafo de Un paso adelante (2006) y En un barrio de Nueva York (2021)) son bastante espectaculares y acompañan muy bien a la gran escala de este musical. Hay que destacar el momento en “What’s this Feeling?”, cuya coreografía está compuesta por estudiantes y sus libros; algo muy sencillo pero original y creativo, que muestra el cariño puesto en algunos aspectos de esta adaptación.

En cada pieza musical, tanto la coreografía como las voces del elenco brillan y te transportan a una producción de Broadway clásica. Por último, pero no menos importante, quiero destacar el diseño de producción creado por Nathan Crowley. Con la mayoría de decorados construidos a gran escala y de forma real, evitando CGI innecesario: desde la entrada de la universidad hasta el tren, creando así un mundo inversivo y muy estéticamente muy disfrutable. Como en el Hollywood clásico o los efectos del propio teatro, Wicked opta por construir estructuras y usar efectos especiales prácticos para que los actores puedan interactuar de forma natural y que nosotros, como espectador, nos creamos este mundo de Oz.

Hasta aquí los elementos destacables de Wicked, ahora las razones porque esta película no funciona y por qué no me ha acabado de convencer. Primero, y con todo el respeto que le tengo a este departamento: la fotografía es fea y esto fue algo que todo el mundo comentó cuando se estrenaron los primeros tráileres de la película. Muchos de los planos no tienen sentido estético-narrativo, la iluminación es muy aburrida y carece de sentido: en muchas ocasiones todo está a contraluz, lo cual no te permite apreciar ni las actuaciones ni los bailes ni los decorados en los que hay millones de dólares invertidos. El número musical de “Dancing Through Life” es uno de estos ejemplos. El diseño de color no se sostiene para el mundo que está presentando y, si todo tuviese cohesión y siguiera la misma línea, la película sería bonita. Pero, en su lugar, crea un producto que parece inacabado. Este efecto inacabado sucede en la mayoría de campos de esta adaptación (excepto en arte, vestuario y todo lo musical), el montaje y los efectos especiales no están a la altura, y no se justifican las decisiones de producción a este respecto. A ratos la película presenta propuestas interesantes, pero que solo son usadas una vez, así que no tienen el impacto que deberían.

Para ser una película basada en una obra de teatro, se debería haber apoyado más en esto y usar más recursos técnicos que dieran teatralidad para realzar todas las canciones, los decorados, la coreografía, etc. Aparte de todo esto, uno de los mayores problemas es que es excesivamente larga, con una duración de 2 horas y 40 minutos – recordemos que solo abarca el primer acto del musical -. Lo peor de todo es que no aporta nada nuevo o diferente a la obra que justifique su duración. Tiene un problema de timing, y es que la primera parte de la trama toma su tiempo para presentar a los personajes y el mundo mágico de Oz, pero a partir de aquí la película se hace pesada, los cambios de motivaciones de algunos personajes no terminan de ser explicados o justificados, y todo se vuelve lento y aburrido.

Para cuando llega el momento más esperado de todo el mundo, el número musical de “Defying Gravity”, la audiencia ya ha perdido el interés en lo que está sucediendo. Repito que esto es solo la primera parte del musical, el año que viene tendremos la segunda entrega, probablemente con la misma duración, que para los que no hayas oído nada sobre Wicked, tiene mucho menos sentido alargarla que la primera parte. Así que esperemos (poco probable) que para el año que viene Jon M. Chu, mantenga las cosas que han funcionado y nos presente una película acabada y cuidada en todos los aspectos para que todos los departamentos puedan brillar. Mientras tanto, seguiremos “Holding Space for the lyrics of Defying Gravity”.

Leave a comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.