Un mes después del estreno de La primera profecía (Arkasha Stevenson), que trata sobre una monja americana que es enviada a Roma y descubre que está embarazada con el anticristo, se estrenaba Immaculate dirigida por Michael Mohan. La película protagonizada por Sydney Sweeney, nos presenta a Cecilia, una monja americana, que después de que su hermandad cierre se traslada a un convento italiano, pero a la semana descubre que está embarazada con el “salvador”. Si me preguntan, mala estrategia por parte de la distribuidora, estrenar dos películas con casi la misma trama a tan solo un mes de diferencia. Las dos entregas debutaron en Rotten Tomatoes con notas parecidas, La primera profecía con un 81% e Immaculate con un 71%. La película en la me centro en esta crítica es la segunda, pero primero tenía que comentar esta coincidencia de distribución. Ahora, llega a Amazon Prime Video.
Para empezar no considero que Immaculate sea una película de terror clásico como tal, tiene algún que otro jumpscare que funciona, pero en general no causa mucho terror y creo que la catalogaría más como «terror psicológico». Esta entrega sobre monjas y anticristos se me queda bastante floja y creo que la causa principal de esto es el guion. La cinta tiene un primer acto bastante sólido. Consigue que nos adentremos con facilidad en este convento repleto de monjas enfermas y presenta a personajes que despiertan el interés, como la compañera enfermiza de la protagonista o las monjas con la cara roja. No nos presenta un mundo necesariamente terrorífico, pero sí incómodo y repleto de suspense. Pero a partir de que entramos en el segundo acto y se descubre que la protagonista está embarazada, el guion se vuelve más flojo, predecible y muchos de los personajes interesantes presentados al inicio del largometraje resultan no ser relevantes. No voy a entrar en detalles alrededor de como se resuelve la trama, pero la conclusión se queda algo corta y genera más preguntas que respuestas.
Algo que sí que es una buena decisión de puesta en escena, es que en el momento en que Cecilia pare al “salvador” no se nos muestra el rostro de este bebé, sino que solo oímos sus llantos. Es una muy buena elección por parte del director, ya que permite que el espectador se imagine el rostro de esta criatura y deja en sus manos figurarse si tal vez es el salvador, el anticristo o simplemente un bebé cualquiera.
Pese a tener un guion bastante regular, creo que algo que brilla bastante es la dirección de fotografía y de arte. Ambos departamentos consiguen generar planos y escenarios que parecen sacados de un cuadro. Mi momento favorito es cuando anuncian el embarazo, en donde visten a Sydney Sweeney como una virgen y la presentan en el altar de la iglesia. El tratamiento de luz sumado a un fondo dorado y a Cecilia vestida de virgen, crea la sensación de estar viendo a una estatua de la Semana Santa.
Pero la foto y el arte son el único punto positivo que le voy a dar a la película. Incluso falla la interpretación protagonista de Sydney Sweeney y es una pena porque había ganas de verla en un registro diferente. En cualquier caso, no termina de encajar en el universo de Immaculate y mantiene su acento de chica joven de Los Angeles, que no congenia con su personaje. El momento donde brilla más es en el final, donde un largo chillido le da papeletas para volver a probar como «Scream Queen» en el género de terror.
En conclusión, Immaculate no ofrece nada nuevo en el género de películas sobre el anticristo. Pese a tener aspectos técnicos bastante sobresalientes, no consigue salvar el guion ni las actuaciones.