Durante los últimos años, Hong Sang-Soo nos ha sabido traer a la gran pantalla películas que se acercan más a la poesía que al propio medio cinematográfico. Películas aparentemente sencillas, sin un superpresupuesto, y que la gran parte del equipo está compuesto por el mismo cineasta.
Nuestro día (Hong Sang-Soo, 2024), empieza relatando la cotidianidad de una actriz retirada, Sangwon (Kim Min-Hee), quien vive en casa de su amiga, Jungsoo (Song Seon-Mi), y su gato, Mío. Paralelamente, se nos relata la cotidianidad del poeta Hong (Ki Joo-Bong), quien no tiene gato debido a que se le murió ya hace un tiempo, y vive en soledad, acompañado de distintas visitas hechas por estudiantes fanáticos.
Un “classical Hong”, como dirían algunos. El film no se aleja demasiado de lo que nos tiene acostumbrados el director. Escenas cotidianas, conversaciones sabias y vitalistas, mezclado con el alcohol y recuerdos de un pasado que no se puede reencontrar. Todo esto mezclado con una estructura narrativa atrevida y poco común, que crea un contraste audaz entre una aparente sencillez formal y un guion perspicaz e irreverente.
Las dos historias están llenas de ternura y unicidad. Ambas se cruzan en diferentes motivos visuales, como por ejemplo los fideos picantes y atípicos que la ex actriz y el poeta disfrutan, pero no existe una conexión verdaderamente explícita. Al mismo tiempo, también se repiten diálogos, costumbres y gestos que van más allá del mero guion y puesta en escena habitual, para llegar a una sugestión que puede resultar insatisfactoria como reveladora.
Al mismo tiempo, este “classical Hong” también se refiere a cuestiones formales y de puesta en escena. Como los zooms bruscos que aquí aparecen suavizados en el gato Mío durmiendo, o los planos secuencias estáticos que nos demuestran otra vez la capacidad del director para crear escenas llenas de emoción con muy pocos recursos.
Aun así, dentro de la repetición siempre hay novedad, y en el film surge una temática novedosa que solo se había explorado en una película anterior de su filmografía, En lo alto (Hong San-Soo, 2023), y esta es el de la vejez. No hay duda que los filmes del autor siempre se han dejado llevar por la autoficción más sincera del director. Esta ha llegado a tal punto que el mismo Hong Sang-Soo ha decidido bautizar un poeta con su nombre, Hong. Este representará a una vejez vitalista y sin descanso, pero nos habla más del propio director que del tema universal que a todos nos llegará en algún momento.
Pero es ahí donde irradia la belleza de esta película, en contar aquello cotidiano desde el punto de vista más personal y humano posible. Al poeta Hong se le agradece la sinceridad que transmiten sus poemas a los lectores, yo vengo a agradecer al cineasta Hong Sang-Soo por la honestidad y empatía que transmiten sus películas a los espectadores. Ya que, al fin y al cabo, el cine no deja de ser una máquina de empatía, ¿Y para Hong Sang-Soo, qué más se le puede pedir a la empatía que pasa a través del alcohol, el tabaco, el cine, la poesía y la juventud?
Nuestro día ha estado distribuida por Atalante. El film se puede ver en selectas salas de España. El redactor de este artículo recomienda ferozmente que vayáis a verla y apoyéis a esta distribuidora y al cine de Hong Sang-Soo. Gracias.