Tener la impresión de permanecer siempre en el punto de partida.
Y cerrar la puerta para dejar el mundo fuera de la habitación.
Considera que eres la razón por la que vivo.
esto es o no es
Amar
-Sono solo parole (Noemi)
Estos son los primeros versos de la canción Sono solo parole de la artista italiana Noemi. Canción cuya Giovanni, el protagonista de la cinta, se sabe de memoria, y la canta durante el corto viaje hasta su set de rodaje. Rodaje llanamente complejo, no solo porque se esté intentando grabar una película con una enorme carga política, sino porque quiera o no Giovanni, el cine y su formato han cambiado, y lo seguirán haciendo, y él ya no está hecho para aquello que amaba. Aceptarlo le será una hazaña extremadamente difícil, y es evidente que lo será, su cine es la única razón por la que él vive.
Nanni Moretti ha vuelto a sus orígenes. Empezó en los ochenta y noventa con una gran cantidad de comedias que se basaban mucho en la autoficción (y también había mucho Franco Battiato). Incluso parecían ser películas autobiográficas. Largometrajes como Caro Diario o Aprile son claros hitos a la cotidianidad del director, cuya intimidad se ve traspasada por la máquina de ficción que muchas veces el cine aparenta ser, convirtiéndose en un total autorretrato lleno de honestidad y realidad. Cabe mencionar también su Palma de Oro en Cannes con La stanza del figlio, película que impulsó a un Moretti más reflexivo y melodramático. Algunas veces funcionaba como en Mia Madre (aunque también venga de una experiencia personal como es la muerte de su madre) pero a veces no funcionaba tanto como en Tre Piani. En este momento su comedia se iba difuminando en un melodrama que, aunque muchas veces efectivo, de vez en cuando hacía echar de menos el sentirse aludido por nuevas experiencias que vivía el señor Moretti. Hasta que, por supuesto, vino El sol del futuro. Cuya premisa ya nos transporta hacia un Moretti nuevo, un Moretti honesto, pero con una honestidad que nunca nos dimos cuenta que estuvo siempre en sus filmes, incluso en la espalda de Giovanni mientras conducía su vespa por esa Roma inhabitada.
El sol del futuro es un regalo de Nanni Moretti para todos nosotros. Resulta evidente que el personaje de Giovanni es la viva representación del amor al cine. Un amor incondicional, incluso dependiente. Desde un bloqueo constante hasta una terapia extremadamente eficaz. Sería un insulto que este último filme fuese solo calificado como una carta de amor al cine (expresión más explotada de lo necesario), ya que Moretti lo que hace es dedicar 95 minutos a hacer una reflexión sobre el amor a la vida. Tanto a la vida como al cine actual, y por lo tanto, a la vejez del propio Moretti.
Cuando se nos relata la vida privada de Giovanni, parece que todo a su alrededor se derrumba. Su mujer (Margherita Buy) ya no lo ama y consulta a un psicoanalista para acabar con su matrimonio, su hija ya ve a su padre más como una molestia que como una figura paterna a la que seguir y el productor de su película no para de llamar la película de Giovanni subversiva. En definitiva, su vida está siendo caótica, le falta el amor de su mujer, de su hija, y, en tanto que parece que el de los productores también, le falta el amor del cine en general.
Al espectador le puede parecer, al ver estos conflictos, que Moretti sigue igual, Moretti sigue melodramático. Pero cuando este mismo espectador ve a Giovanni resiliente, irónico, y con un humor ácido y cansado, es cuando se da cuenta que no es que Moretti siga igual, es que Moretti nunca ha cambiado, Moretti siempre estuvo ahí, es el mismo de siempre. Tampoco es que su cine “sufra” cambios, sino que su cine “goza” de cambios. Su filmografía está llena de honestidad, y en esta última película es cuando esta honestidad traspasa la pantalla y al espectador mismo. El público amante de su cine caímos de la butaca cuando el personaje de Giovanni menciona lo de los antidepresivos, ¿Giovanni, antidepresivos? ¿Giovanni el mismo que hacía reír a carcajadas encima de una vespa toma antidepresivos? Ese mismo sí. La escena de la soga es también impensable que provenga del personaje de Giovanni, ¿En qué estaba pensando el aparentemente honesto y feliz Giovanni? Incluso la escena del debate ético del cine es increíblemente triste. Pero esta tristeza también estaba en Caro Diario y el capítulo de los médicos, o en Aprile y la crisis existencial que tiene Giovanni cuando Berlusconi gana las primeras elecciones. Esa tristeza que Moretti, de vez en cuando, usaba con la comedia como medio de antidepresivo, en El sol del futuro desaparece totalmente. Si Giovanni vuelve es porque Nanni Moretti lo necesita, pero ¿quién nos está negando que el mismo personaje de Giovanni no fuese el mismo que dirigiese Mia Madre, Habemus Papam o Il Caimano? Un Giovanni que intenta encontrar paz a través de su cine, para después darle a Nanni Moretti el relieve para que él mismo encuentre la paz que su personaje parece echar de menos.
Además, volviendo a los versos de Noemi, Giovanni constantemente piensa que está en este punto de partida del cine. En el punto en que parece que todo lo que hace siempre ha sido igual. Pero esto es la gran tragedia de la película. Si el cine no puede estar siempre en su punto de partida, tampoco puede Giovanni, ni tampoco Nanni Moretti. Si el cine cambia, y en tanto que el mundo, Giovanni también, ergo, Moretti. Es todo un efecto dominó que culmina con Moretti. Un Moretti totalmente sincero. Lleno, llenísimo, de comedia, pero completamente exhausto y más reflexivo que nunca.
El italiano tiene un don para llegar al espectador de una manera tan concreta y especial, hablando del cine a través del cine que, indudablemente, nos habla a nosotros. No solo como espectadores, sino como humanos. Todos, en algún momento, al ver una película de Moretti hemos pensado que pareciera que nos la estaba dedicando y, por lo menos en la vida del que escribe estas líneas, cada película de Moretti que parece que es vista en el momento y lugar exacto. El sol del futuro no es una excepción. Tanto en situaciones dolorosas como en otras que lo son menos, Moretti siempre me ha ayudado a sentirme comprendido de una manera que muy pocos directores lo han conseguido. Moretti ha conseguido hacer un filme sobre una inquietud compartida, por lo menos conmigo.
Esta es mi primera crítica en este foro. No sé si lo calificaría como crítica incluso, más bien una reflexión personal. Podría haber hablado de los actores, de la fotografía, de los movimientos de cámara, incluso de lo buena que parecía ser la película que filmaba el personaje de Giovanni. Pero creía que como primera crítica/reflexión fuese una película que engloba todo el universo de Moretti. Ya se puede ver en este bellísimo final, personajes que han aparecido en películas anteriores de Moretti danzando y caminando hacia un sitio que nadie sabe exactamente dónde está. ¿Es hacia el espectador? ¿Es hacia un sol que los quemará? ¿Es este sol, el que los elimina a todos antes de llegar al futuro? Mientras, Giovanni (o Nanni Moretti, quien sabe) saluda a la cámara, o puede ser que se despida a ella. Incluso, se despida de todos nosotros, ya que tiene todas las papeletas de no volver.
Giovanni se quejaba que tenía que dejar esa maldita costumbre de hacer una película cada 5 años. Poco sabía Giovanni que cinco años eran pocos, comparados con los años de aprendizaje que me aportaría a mí y a todos nosotros sobre el acto de vivir.
1 Comment
Elena Boter Vidal
INCREÍBLE xoxooo me emocionao🥹🤪👄👩🏻🦳🧎🏼♀️